Casi nunca o digamos nunca, nos hemos parado a pensar los adultos, la repercusion que puede tener nuestro comportamiento con respecto a la bebida alcoholica con nuestros hijos: niños, adolescentes y jóvenes. En muchos casos, por motivos culturales, sociales e incluso familiares no prestamos atención a las repercusiones sobre nuestros hijos que ocasiona tener un enfermo alcoholico en la familia. Nuestros hijos, especialmente en su infancia y adolescencia tienen como referencia idolatrada a sus padres y mayores mas cercanos y el comportamiento de los mismos influye en los patrones de su vida, actual y futura.
¿Cuantas parejas se juntan con amigos sobre todo los fines de semana (logico) y quedan en una terraza, "chiringuito", bar, etc. y se toman unas bebidas alcoholicas mientras sus hijos juegan o se sientan con ellos? ¿Que ven estos niños / adolescentes?.
Recordemos que todos a esas edades de la vida deseamos ser mayores y en muchos casos (por no decir todos) intentamos imitar a nuestros mayores. Las niñas, ponerse los zapatos de tacón de la madre. Los niños pasarse la maquina de afeitar del padre o probarse alguna corbata intuyendo ya su proxima llegada a la mayoría de edad.
Asi y de la misma manera, asocian el beber con los amigos como señal de ser adulto, de madurez y por lo tanto en cuanto pueden, o incluso, les dejan, prueban a ser mayores mediante el alterne social o familiar.
Procuremos evitar este inicio de camino hacia una sustancia que les puede causar grandes e inesperados problemas en poco tiempo.